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Cuando una mujer invoca este color, está convocando al más simbólico, al más poderoso; denota pureza, gozo, alegría, celebración, alerta y peligro, y sobre todo, es el color de la consciencia. La mujer que elige llevar un vestido rojo hace una afirmación imponente: sabe quién es y sabe perfectamente cuál es su lugar. Una mujer vestida de rojo es el centro de atención, siempre. Hace que los latidos del corazón se apresuren y vayan muy rápido, como la respiración.

 

¿Lo provoca ella o su vestido rojo?

Es una alianza inquebrantable e indisoluble entre ambos. Ella busca en el color fuerza y valor y, a su vez, aporta estabilidad y seguridad.

 

Valentino que consiguió su mágico tono con esta mezcla: 100 % magenta, 100 % amarillo y 10 % negro. El vestido-rojo-Valentino son tres palabras fundidas en una. Fue Valentino el que dio a conocer este particular tono de color, ahora conocido como Rojo Valentino. La inspiración surgió durante unas vacaciones en España. En ese momento Valentino comprendió que después del blanco y del negro, no existía otro color más atractivo. Creado en principio para algunos de sus vestidos, es una tonalidad particular entre el carmín, el púrpura y el rojo cadmio, mezclados en proporciones variables.

 

El vestido se lleva con gran sencillez y pocos accesorios específicos. Volviendo a su registro fotográfico, podemos ver desde vestidos con plumas y piedras preciosas a vestidos tubo largo y sencillo. Existen muchas variaciones, pero una sola línea, la elegancia.

 

Desde el comienzo Valentino, viste a la élite de las actrices italianas: Monica Vitti en la película de Antonioni, la aventura de Elizabeth Taylor en el set de Cleopatra, luego se pasa a la más alta sociedad estadounidense, la duquesa de Windsor, Gloria Guinness, Paley Babe y Jacqueline Kennedy (su musa indiscutible), Brooke Shields, Audrey Hepburn y Sophia Loren. Pero son sólo ejemplos: no hay que olvidar a las princesas con más títulos y la alta sociedad internacional.

ROJO AMOR-ROJO VALENTINO

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